Las ediciones especiales, ¿moda o negocio?

 Es lo que seguramente todos nos estamos preguntando estos días, porque de pronto las ediciones especiales caen como una lluvia constante y siguen anunciándose más. Claro que a muchos nos encantan las ediciones especiales, entonces se preguntarán cuál es el problema. Desenredemos un poco esta situación. 

La vorágine empieza con el lanzamiento de Alas de sangre, la primera parte de la saga Empíreo de la autora Rebecca Yarros. El título venía arrasando tanto en redes sociales como en ventas, y la comunidad hispana estaba esperando ansiosa su arribo. La agitación subió aún más entre los lectores cuando Planeta confirmó la edición especial, esa maravillosa con los cantos negros y dragones blancos. Y, ¿lo mejor? Al mismo precio que estaría la edición normal. Así que se encendieron los motores de los lectores, de las librerías y de la editorial esperando el lanzamiento y fue un éxito rotundo. 



Tan grande fue el éxito que muchas editoriales vieron que, efectivamente, hay mercado para las ediciones especiales. Que si bien el dicho dice que no hay que juzgar un libro por su portada, se ve que somos muchos los lectores que sí queremos portadas bonitas en nuestras bibliotecas; así que comenzaron a llegar los anuncios de ediciones especiales. 


Pero el panorama empieza a torcerse cuando en el mercado se empiezan a ver diferentes situaciones. Como el lanzamiento de Alas de hierro, la segunda parte de la saga Empíreo

Varios meses antes ya estaba disponible la preventa de la edición especial, no solo en España por todas las librerías, sino también en plataformas como Amazon o Buscalibre. El verdadero plot twist se da cuando se anuncia que Planeta emitirá menos ejemplares de los que se vendieron con antelación por todos lados. Empezaron a llegar mails a los lectores que habían reservado con meses de antelación en los que les decían que era posible que el libro no llegara en edición especial y, desde ese momento, se desató el caos. 

Las redes sociales ardieron, implacables, y la preocupación creció entre los miles de lectores que esperaban hacerse con la primera edición. El día del lanzamiento fue una locura: se inundaron las redes sociales con personas que no consiguieron su libro, auténticos amigos de la oportunidad compraron en grandes superficies varios ejemplares y los revendieron a precios exorbitantes, compradoras en una librería de España llegaron a pelearse por un ejemplar, y estas son solo algunas de las cosas que se vivieron en febrero. 


La conclusión de quien escribe es que Planeta España detectó que la primera edición estaba prevendida al completo, por lo cual para la editorial era un negocio reducir el número de ejemplares de la primera edición y aprovechar las reservas ya existentes para vender la edición común. Si no, ¿cómo se explica que se hayan sobrevendido tantos libros si se comunicó la cantidad que se iban a emitir desde el minuto uno?, ¿o que a librerías independientes no les haya llegado la primera edición, pero a grandes cadenas sí?


Por otro lado, es cada vez más normal ver ediciones especiales que llegan a las manos de los lectores en malas condiciones. Tapas pegadas al revés, las páginas manchadas por la pintura que se usó en los cantos, los dibujos en ellos torcidos o mal orientados. Y el descontento empieza a asentarse en la comunidad lectora que invierte en un libro, que posiblemente ya tenga en su biblioteca, y la calidad puede ser muy mala. 


Después del éxito de Alas de sangre, otras editoriales, como Penguin, Hidra, Urano y Faeris, se subieron a esta moda. Faeris publicó una edición especial y limitada de Novia, que al igual que Alas de hierro no llegó a cumplir con todas las reservas (pero sí se enviaron colaboraciones a bookfluencers). Al menos, la edición especial y limitada de El familiar de Leigh Bardugo, publicada por Hidra, cumplió con todas las reservas.




Dentro de los últimos anuncios de próximas ediciones especiales de la editorial Urano, ya se encuentra una que generó polémica en redes sociales. Se trata de la edición de Érase una vez un corazón roto, donde los lectores comentaron en redes sociales que la ilustración principal de la cubierta fue sacada de un banco de imágenes. Si este fuera el caso, ¿dónde está lo de «especial» si esa imagen puede estar en muchos otros lados? Una edición especial tiene su valor en la originalidad, en lo que tiene de único y diferente en comparación con la edición habitual.



También está el anuncio de las ediciones especiales de la trilogía Asesino de brujas, que es una trilogía que tuvo su auge hace varios años y que probablemente muchos de los lectores que compren estas nuevas ediciones ya tengan la trilogía original en sus bibliotecas. Por lo que conseguir estas nuevas ediciones es una gran inversión y riesgo para el lector, ya que nada le estaría asegurando la calidad de la edición.

En el caso de la edición especial de Una corte de rosas y espinas, aunque en su editorial original no exista una edición especial del segundo libro, ya circula en varias webs la edición especial de Una corte de niebla y furia, probablemente el libro más popular de la saga, aunque aún no aparece en la web de Planeta. En este caso, no se trata de una edición especial limitada, se podrá seguir consiguiendo, incluso es probable que la edición de Una corte de rosas y espinas llegue a Uruguay.
Lo que muchos lectores nos preguntamos es si la calidad de estas ediciones valdrá su precio.


 



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Además, estas ediciones especiales limitadas no llegan a América Latina, son, generalmente, para el mercado español. Entonces, ¿qué significa esto?, ¿los lectores del otro lado del océano no esperamos con ansias este tipo de ediciones igual que los lectores españoles?


Expuesto este panorama, creemos que las ediciones especiales son un negocio rentable para varias editoriales, incluso aunque estas no cumplan con lo prometido o impriman libros de baja calidad. Los lectores siempre hemos consumido este tipo de ediciones, que antes se realizaban solo por el décimo aniversario de publicación u otro tipo de casos especiales como este, por lo cual es, sin dudas, un negocio rentable que debe tomarse con responsabilidad. 


Lo que nosotras esperamos y queremos como lectoras es que los libros (maquetación, edición, corrección y traducción) sean de calidad, que nuestros libros lleguen en condiciones, que podamos acceder a ellos sin sufrir maratones insoportables y, bueno, que a los latinoamericanos nos den las mismas oportunidades de lectura y diseño que a los lectores de otros continentes, porque aún tenemos un gran debe en la balanza por estos lados.

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